El espacio interestelar es la región que media entre las estrellas y no debe confundirse con el espacio intergaláctico, que está mucho más vacío. En general, el espacio interestelar suele estar poblado de grandes cantidades de polvo cósmico, aunque la densidad regional puede ser muy variable, en función de la actividad de la zona.
Gran parte del espacio interestelar está ocupado por gas, principalmente hidrógeno y helio, y por minúsculas partículas que los astrónomos denominan polvo cósmico, compuestas principalmente por carbono, silicio y oxígeno. En algunas regiones, el material interestelar es muy denso y forma nebulosas. En otras, la densidad del gas y del polvo cósmico es muy baja.
La mayor parte de este gas y polvo se origina en la muerte de las estrellas, que explotan como supernovas o que expulsan al espacio sus capas más externas, con lo que devuelven la materia al espacio interestelar. De este material se forman las nuevas estrellas.
Con frecuencia, el gas y el polvo interestelar sólo puede detectarse como emisiones infrarrojas. Gracias a la utilización de detectores infrarrojos, los astrónomos pueden penetrar las nubes de gas y polvo interestelares, a menudo invisibles, y obtener amplia información sobre su composición y su estructura.
La astronomía infrarroja ha detectado varios tipos de moléculas interestelares complejas.